Me gusta sacarle la lengua a la gente y despeinarme aunque
me quede mal, gritar hasta que se me acabe la voz, besar hasta
quedarme sin labios, correr como si no hubiera mañana, pero
sobretodo me encanta que me llamen loca. Y es que a veces
pienso que si no estuviera loca, no podría salir adelante.
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